
Situado en la avd Ramón Carande nº12
Decoración ecléctica en la que destacan las grandes mesas y la iluminación.
Desde nuestra opinión, la luz era excesiva lo que no favorecía la intimidad.
Nos acomodaron en una mesa redonda (para 10 comensales) donde sólo estábamos sentados nosotros dos, lo que nos resulto frío y un poco incómodo.
Los baños son elegantes.
El servicio es bueno y muy profesional.
Cocina creativa y cuidada presentación de los platos.
La carta nos resultó corta.
Tomamos el menu degustación SIBARIS compuesto por:
- Un snack de ostras.
- Anguila ahumada en ensalada de remolacha y pistacho, crema de rábano picante y toques dulces
- Parmentier de toro. Cremoso de patata caliente con estofado de cola de toro de lidia
- Setas ahumadas en salteado de amaranto y emulsión de piñones
- Papada iberica. Cremoso de coliflor, salsa de soja y toques verdes
- Bacalao fresco en tempura, emulsión de sidra y ensalada silvestre
- Lechón crujiente. Ensalada de aguaturmas y puré de boniatos
- Selección de quesos nacionales y sus guarniciones
- Pan Perdido.Brioche, sopa de almendrado y haba tonka, aire de miel y helado de romero
- Diversiones dulces.
Pedimos el vino de la casa y no era muy bueno.
Con el te y el café nos pusieron unos mini bombones caseros.
Pagamos 150 euros. Nos parecio un precio muy alto para la cena.
- LO MEJOR: LOS SABORES
- LO PEOR: EL PRECIO Y LA POCA INTIMIDAD DEL SITIO.
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